Recordando a Tony Romo en su cumpleaños número 41
Solamente juzgando por números como sus 34,183 yardas por pase, sus 248 touchdowns, y un rating como pasador de 97.1 – las tres estadísticas siendo la mayor cantidad en la historia entre todos los QB que han tenido los Dallas Cowboys - y considerando que fue nominado al Pro Bowl 4 veces durante su carrera, es claro apreciar que Tony Romo tiene un caso más que sólido y consistente para algún día ingresar al Salón de la Fama. Pero para él las cosas nunca fueron tan sencillas, y mientras muchos lo recordaremos como uno de los jugadores más subestimados y poco apreciados de todos los tiempos, muchos otros lo recordarán como el QB que nunca pudo dar el ancho en los momentos clave de los partidos importantes, y que no pudo mantenerse sano en las últimas etapas de su carrera como pasador en los emparrillados.
Algunos argumentan que las estadísticas de Romo son vacías, pues sus 248 pases de touchdown son la segunda mayor cifra (Warren Moon con 291 es la primera) para algún QB que jamás alcanzó al menos el juego de Campeonato de Conferencia, pero lo que esa perspectiva deja fuera es que desde que Tony Romo tomó los controles como QB de los Vaqueros en el 2006 - con excepción de las ediciones del equipo en 2007, 2009, y 2104 - la gran mayoría de los equipos que lideró Romo fueron planteles perfectamente faltos de talento y mal construidos debido a las malas decisiones gerenciales de Jerry Jones, y que Romo tuvo cargar en hombros para llevarlos a marcas de partidos ganados vs. partidos al menos moderadamente respetables. Sin Romo muchos de esos equipos de Cowboys hubieran tenido suerte de ganar 3 o 4 partidos por temporada por mucho.
El trabajo como QB de los Dallas Cowboys es posiblemente el trabajo más visible y sometido a escrutinio de todos los deportes en los Estados Unidos, y es precisamente por esa visibilidad que los errores que Tony Romo cometió temprano en su carrera y que eliminaron a los Cowboys de los playoffs, como el famoso gol de campo que no pudo colocar en el piso para el pateador en el Round de Comodines frente a los Seattle Seahawks en la temporada 2006, o la intercepción que lanzó frente a los New York Giants en el Round Divisional un año después, se quedaron grabados en la mente de muchos aficionados y generaron el falso estigma de que Romo siempre fue un QB propenso a, por falta de un mejor término, “meter la pata” en los peores momentos.
La realidad de las cosas es que desde el 2006 Romo fue consistentemente uno de los mejores QB de la liga, terminando siempre en los primeros sitios en categorías importante como rating de pasador, y porcentaje de pases completos. Adicionalmente, y para matar la narrativa de que Romo como hábito cometía errores en el momento clave, solo hace falta mencionar que de 2006 a 2014 Romo tuvo 23 marcadores remontados en el 4to cuarto para ganar un partido que los Cowboys iban perdiendo, y que tuvo 28 ofensivas que ganaron el partido en el último minuto; nada mal para un desconocido QB proveniente de la Universidad de Eastern Illinois, y que ni siquiera fue drafteado por los equipos de la NFL.
Posiblemente nunca habrá consenso sobre qué tan bueno o no fue Tony Romo como mariscal campo, y hoy en día el futuro de los Dallas Cowboys parece prometedor con su joven estrella Dak Prescott. Pero queremos decirle una cosa a todos aquellos fans de los Dallas Cowboys que incorrectamente culparon a Tony Romo por el hecho de que los Cowboys no han tenido un campeonato en prácticamente dos décadas: recen porque Dak Prescott algún día llega a ser al menos tan bueno como lo fue Tony Romo.
Tony Romo fue un GRAN mariscal de campo, y pasará la historia como un jugador excepcional que nunca recibió del el crédito que siempre mereció.
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